Helanie:
—Hacia mi habitación —balbuceé, señalando mi habitación. Él caminaba cerca detrás de mí, sus pesados pasos sonando como un monstruo enfurecido.
Él era tan alto y grande que sentía su presencia como una torre completa planeando detrás de mí.
—Sé dónde está la habitación. Vivo aquí —murmuró para sí mismo.
Abrí la puerta y él me miró fijamente, luego al interior antes de entrar primero. Lo seguí y cerré la puerta.
En el instante en que encendí las luces, la vista exterior parecía aún más oscura.
—Tú siéntate aquí, yo iré a buscar la caja de primeros auxilios —señalé el acogedor sofá con la lámpara.
—¿Y pensaste que si no me lo decías iba a sentarme en el inodoro? —se quejó gruñendo, sentándose en el sofá junto a la cama en su lugar.
Por supuesto que lo hizo. El otro sofá solo podría hacer espacio para él.
—¡Vale, ya está! —Puse morritos, abriendo la caja que ya estaba aquí cuando llegué.
—Umm, vamos a limpiar tu herida —chasqueé los dedos y agarré una esponja.