—¡Helanie, no! Ni siquiera tienes un lobo —dijo Penn, interponiéndose en mi camino cuando intentaba pasar por su lado hacia Rudy, que estaba sentado en el banco con los demás.
—No necesito que me digas lo obvio. Puedo cuidarme yo misma—y de ese licántropo —le siseé a Penn, descargando mi enojo en él, aunque no había hecho nada para merecerlo.
Aun así, no me dejaba pasar. Sin embargo, mi atención se desvió rápidamente hacia Jenny, que se alejaba de Lamar. Se dirigió directamente hacia Rayden, que ahora se acercaba hacia Penn y hacia mí.
—Hola —nos saludó Rayden, con una sonrisa forzada en su rostro. Lamar se nos unió rápidamente—. Helanie, lamento mucho todo lo del acoso y cómo terminaron las cosas —continuó Rayden. Luego, con naturalidad, pasó un brazo alrededor de los hombros de Jenny, y ella se recostó tímidamente contra su pecho.