334-Sus amenazas vacías

Helanie:

Regresé a mi habitación, y en ese momento, vi a una sirvienta salir corriendo de ella. Fruncí el ceño y entré enseguida para ver qué había estado haciendo en mi cuarto cuando encontré un vestido sobre la cama.

Era el vestido morado más hermoso dentro de una funda de plástico. Era precioso.

—Quizás Emmet me compró este vestido —rápidamente lo descubrí, y una gran sonrisa se extendió por mis labios— hasta que leí la pequeña nota al lado.

—Te quedará bien, calabaza.

Las lágrimas comenzaron a picarme los ojos y la nariz se me congestionó al darme cuenta de quién era el vestido. No era de Emmet.

—¡Mamá! —siseé.

¿Por qué de repente estaba haciendo esto por mí? No hay manera de que no tenga un plan en mente para meterme en problemas. La conozco bien. Y también sé que nunca sería tan amable como para conseguirme algo.

Guardé el vestido en el armario para después. Ya veré qué hacer.