—¿Por qué demonios fuiste a encontrarte con él en el bosque? —Norman estaba refunfuñando y, aunque podía decir que quería gritarme, mantenía su voz baja para tener privacidad. Había pedido a sus propios hombres que se quedaran fuera de mi habitación para asegurarse de que nadie subiera al piso. Incluso aquellos con habitaciones allí habían sido mandados a tomar clases.
Emmet había puesto a Kaye y a Max a cargo de las clases de los mayores y los jóvenes para mantenerlos ocupados y alejados de este asunto.
—Él estaba—chantajeándome —murmuré, con la garganta áspera de tanto llorar.
—¿Por qué? —gritó Norman, caminando rápidamente hacia la cama de Lamar, donde yo estaba sentada.
—¡Norman! —Emmet se apresuró a ponerse entre nosotros para bloquearme de la mirada de Norman y le dio una palmada gentil en el hombro a su hermano.
—Déjame hablar con ella. Esto es importante. Necesito saber todo para poder defender a Lamar.