Helanie:
—¿Eh? —él preguntó.
—Nada. Volveré al hostal ahora —dije, liberando mi mano, pero él no me dejaba ir. Me sostenía con tanta facilidad que me confundía con su fuerza.
—Ven adentro, hablaremos primero, y luego te puedes ir —su voz autoritaria removió algo dentro de mí.
Lo seguí con desgana y entré en su habitación. Cerró la puerta detrás de nosotros, haciendo que mi corazón se saltara un latido.
Entonces, encendió una vela, haciéndome dar cuenta de que esta noche no había electricidad debido a la fuerte lluvia y tormenta.
—Siéntate —él acercó una silla para mí cerca de la suya, luego se sentó en su propia silla. Tomé mi lugar y lo observé poner la decoración sobre la mesa. Era un pisapapeles antiguo.
—Entonces, ¿qué decías? ¿Te dije que te llevaría al hostal? —No era una amenaza ni nada, más bien parecía que intentaba recordar haber dicho eso.
—Lo hiciste —dije, y él inclinó su cabeza en desconcierto.