570-Más Sabroso Que las Frutas

Norman:

No podía parar. Era como un fruto prohibido, pero el más delicioso de todos. Su aroma era embriagador y su piel sabía tan bien que quería darle mordiscos.

Una vez empecé a besarla, no pude alejarme. Sus labios sabían a caramelos de fresa. Y las fresas son mi fruta favorita. Podría besarla hasta que sus labios estuvieran hinchados y aún así nunca cansarme de ellos.

La forma en que me dejaba besarla, tocarla, me daba esperanza una vez más. La había acorralado contra el tronco del árbol, y en ese momento, solo quería que nos quedáramos así.

—Ahora vamos —me alejé y le tomé la mano, su piel tan suave que mis dedos resbalaron un poco. Este era el problema conmigo. Por eso no quería empezar algo. Sabía que en cuanto esa puerta se abriera, estaría visitándola más a menudo.

Caminó a mi lado como una muñeca, sin una sola queja.

—Esta es una forma clásica de hacer callar a una belleza como ella —dijo Roma.