—¿Qué tiene de impresionante la Gran Técnica de Ilusión de los Cien? —preguntó Qin Chen con curiosidad.
—La Gran Técnica de Ilusión de los Cien, como una Técnica de Herencia Divina de los Tres Mil Demonios.
—Si se cultiva hasta su refinamiento máximo, en ese momento, lo que se conjurará no será un avatar ilusorio, sino un yo real, idéntico al cuerpo original.
—¡Esto también es el núcleo de la Gran Técnica de Ilusión de los Cien, conjurando la realidad a partir de la ilusión! —dijo Pequeña Hada lentamente.
—¿Conjurar un yo real? —Al oír esto, Qin Chen no pudo evitar tragar nerviosamente. Si un avatar ilusorio todavía podía ser descubierto, ¿cómo entonces se podría discernir un yo real? Esto era espantoso más allá de la creencia.
—Ese yo real conjurado, ¿cuánta fuerza del verdadero yo posee? —Qin Chen preguntó de nuevo.
—Diez por ciento —respondió Pequeña Hada con indiferencia.