—Aunque no articulé el resto, deberías saber lo que intentaba transmitir.
—De todos modos, Wang Ye me odia profundamente. Si tuviera que encontrarme con él cara a cara, temo que su primer impulso al verme sería aplastarme hasta la muerte en el acto.
Cuando hablaba Zhao Han, su expresión era de impotencia, mezclada con algo del temor que sentía al enfrentarse a Wang Ye.
Su actuación era tan vívida que parecía haber olvidado por completo las veces que había conversado jovialmente con Wang Ye.
Los jefes de las otras cuatro grandes familias, al oír las palabras de Zhao Han, intercambiaron miradas, sus expresiones igualmente desamparadas.
Sabían que existía animosidad entre Zhao Han y Wang Ye.
Pero a estas alturas, aparte de hacer que Zhao Han actuara él mismo, no podían encontrar otra manera de resolver la situación actual.