Había pasado un mes desde que Wyatt se había convertido oficialmente en solo otro miembro de la manada. Tres semanas desde que se había unido a su equipo de exploradores.
Se sentía renovado mientras corría a través de la nieve, sobre las colinas y hacia las montañas. Mientras aullaba informes y esperaba las respuestas de sus compañeros exploradores.
Había plenitud en el servicio. Una que no había sentido en mucho tiempo.
Su gente lo había amado, confiado en él. Y aunque ellos no estuvieran de acuerdo, sabía que no había sido de mucha ayuda para ellos durante muchos años.
Wyatt había pasado años ahogándose en su propia culpa y cuestionando todas las decisiones que él u otros tomaban. Esperando que de alguna manera estar en control de todo le absolvería de la única cosa sobre la que no podría haber hecho nada.
La muerte de Cain había sido la experiencia más inquietante de su vida.