Han pasado tres días desde el banquete de recuerdo.
Por mucho que Caleb quisiera dar a Ashleigh y a su familia tiempo para llorar juntos, se habían mantenido alejados de Verano por demasiado tiempo. Para su sorpresa, Ashleigh aceptó enseguida volver a casa.
—Lamento verte partir, querida —dijo Corrine mientras abrazaba a Ashleigh con calidez.
—También me da pena dejarte, mamá —sonrió Ashleigh, abrazando a su madre con fuerza—. Realmente he echado de menos verte cada día.
—Todos tenemos nuestras cargas que soportar —sonrió Corrine.
Ashleigh sonrió y luego le dio a Corrine una mirada seria.
—¿Estás segura de que estarás bien? —preguntó Ashleigh—. Sé lo que Axel planea hacer. Personalmente, creo que debería esperar. Al menos un mes o dos.
Corrine asintió.
—Entiendo tu preocupación —respondió con su dulce sonrisa—. Pero fui yo quien primero le sugirió este plan.
—Pero eso fue antes —dijo Ashleigh con suavidad.
—Sí —asintió tristemente Corrine—, pero todo fue antes.