Ashleigh miraba con los ojos muy abiertos. Leyó la frase una y otra vez.
—Los hombres lobo y las hadas son uno y lo mismo.
¿Qué quería decir esto?
—Los hombres lobo y las hadas son uno y lo mismo.
Lo único en lo que podía pensar, el único significado que podría ser comprobado mediante pruebas científicas, con resultados fácticos para cuestionarse y reflexionar…
No era posible.
Ashleigh dejó el diario sobre la mesa. Se levantó, manteniendo la vista en él como si fuera a moverse o atacarla en cualquier momento.
Se tragó el miedo y luego se alejó del sofá, caminando de un lado a otro por la habitación.
—No es posible… —susurró—. No… tiene que haber algún error…
Mirando de nuevo el diario, se preguntó si debía volver y leer las páginas anteriores a esa entrada. Tal vez había una mejor explicación. Quizás significaba otra cosa.
Se lamió los labios y sacó su teléfono, marcando el contacto inmediatamente.
—¿Hola?
—Ven a mi habitación, ahora. Necesitamos hablar.