Cuando regresaron al hospital, Axel y Ashleigh encontraron a Corrine despierta y sentada en su cama. Al entrar en la habitación, ella se volvió para mirarlos. Lágrimas frescas cayeron de sus ojos, siguiendo las mismas líneas secas de aquellas que ya habían caído horas antes.
Les dio una triste sonrisa y un asentimiento antes de abrir sus brazos.
Ashleigh soltó un sollozo audible y corrió hacia su madre. Corrine la atrapó e inmediatamente la envolvió en sus brazos.
Axel apretó su mandíbula, sintiendo un cosquilleo cálido a lo largo de sus senos paranasales. Se sonó y bajó los ojos mientras caminaba hacia la habitación. Luego, sentándose al lado de la cama, opuesto a Ashleigh, respiró profundamente.
Corrine levantó sus ojos hacia él mientras sostenía a su hija. Extendió su mano y Axel la tomó. Dejó escapar un leve sollozo al sentir el calor de su mano. Apoyó su frente en la mano de ella.
Juntos, sin palabras, lloraron su pérdida.
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