Más fuerte con cada momento que pasa

Axel la miró con ojos brillantes y una expresión de dolor.

Alicia inhaló profundamente. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Se lamió los labios y se inclinó hacia adelante, besándolo suavemente.

Cuando se apartó, colocó sus manos a cada lado de su rostro y lo sostuvo para que la mirara.

—No lo estoy —susurró—. No te estoy dejando.

Lágrimas cayeron de los ojos de Axel, él sollozó y su mandíbula tembló suavemente.

Alicia negó con la cabeza.

—Nunca —susurró.

Axel se impulsó hacia adelante y la besó con una pasión ardiente. Alicia le correspondió en la misma medida. Sus bocas se abrieron, sus lenguas se degustaban mutuamente.

Él pasó de sus rodillas a sus pies, con cuidado de no alejarse de ella mientras lo hacía. Colocó sus manos en sus costillas y la levantó de la silla, presionándola contra su pecho. Ella enlazó sus piernas alrededor de él.