Ella sabía que él lo encontraría útil

—Pasaron otros dos años sin verlo.

Irina solo había oído hablar de Román a través de las conversaciones susurradas entre los otros lobos. Se había sumergido más en sus impulsos oscuros desde el día en que ella lo había enviado lejos. En más de una ocasión, Holden lo había utilizado para obtener información de aquellos que no estaban dispuestos a compartirla por sí mismos.

No había nada que pudiera hacer para detener esto o incluso mandarle mensaje a Román de que quería verlo.

Su lago, donde encontraba solaz y silencio, ya no le proporcionaba el zumbido elegante en el aire. En los últimos meses se había convertido en algo más.

—Una disonancia que llegaba hasta su alma y la tocaba con una mano helada.

Cada vez que escuchaba el sonido, la perturbaba. Le dejaba un extraño hormigueo en su mente, como si algo intentara entrar.

Pero no dejaba de ir al lago.

Este era el lugar donde se habían encontrado, donde se habían reído. Aquí fue donde conoció a su hijo.