Sueños Son Bonitos

Caleb gruñó y agarró con fuerza su cadera.

Aspiró profundamente y soltó el aire lentamente mientras se mantenía quieto.

—Niña traviesa —susurró jadeante en su oído antes de hundirse completamente hasta el fondo dentro de ella.

Ashleigh gritó y se aferró fuertemente a las sábanas ante la repentina plenitud. Él la penetró varias veces, sujetándola firmemente de la cadera.

Ashleigh gimió y gritó mientras cada embestida enviaba otra sacudida a través de su cuerpo. Caleb empujó más duro y rápido al sentir cómo aumentaba su ritmo cardíaco y se acumulaba la excitación. Las paredes de ella lo apretaron, y con una última embestida, mordió su marca, saboreando su sabor mientras la forzaba a cruzar el borde de su placer.

Su cuerpo se tensó y tembló mientras un grito se desgarraba de sus labios y su mente flotaba en las olas estrelladas de deseo y satisfacción.