—¡Ahora no es el momento para esto! —interrumpió Lian, colocándose entre los antiguos amantes.
—Tiene razón —añadió Talis—. Ashleigh ya lleva aquí mucho tiempo.
Ashleigh miró a Talis con el ceño fruncido.
—Solo han sido unas pocas horas como máximo… —dijo.
Talis sacudió la cabeza.
—Te lo dijimos, el tiempo funciona de manera diferente aquí —dijo—. Horas pueden ser días...
—¿Qué?! —exclamó Ashleigh, levantándose de su silla—. ¿Quieres decir que he estado dormida durante días?
—Lo más probable —asintió Talis.
—Caleb no lo va a manejar bien... ¡Necesito volver!
—Sí, lo necesitas —acordó Lian—. Había mucho más que necesitaba explicar, pero por encima de todo, debemos pedir tu ayuda.
—¿Con qué? —preguntó Ashleigh.
—Leíste los diarios de Cain. ¿Sabes sobre los montículos que encontró, el poder?
Ashleigh asintió.
—Esos eran conexiones directas a las líneas ley. Él hizo bien en destruir los que pudo, pero los otros también deben ser destruidos.