La Luz de la Mañana del Alba

Ashleigh cerró los ojos y Caleb la envolvió en su calor y aroma. Ella lo inspiró, dejando que su presencia fluyera sobre ella como las refrescantes aguas de una ducha caliente.

Caleb no dijo nada. Simplemente la sostuvo. Manteniendo sus ojos atentos ante cualquier amenaza para ellos.

Después de tomar un momento para calmarse, Ashleigh se alejó lentamente.

—Tenemos que matarlo —dijo ella.

Caleb asintió.

—Pero necesitamos saber si hay más primero —dijo él.

—No todos se vuelven así... —una voz pequeña llamó desde el árbol detrás de ellos.

Ashleigh y Caleb se sobresaltaron, girando para ver a una niña de diez años agachada en una rama gruesa, abrazando el árbol.

—¿Cómo te acercaste a nosotros sin que nos diéramos cuenta? —preguntó Caleb.

La niña inclinó su cabeza al lado, con curiosidad.

—Mi aroma es el de este bosque. Mis pasos hacen el sonido de los árboles. Mi voz es el viento —susurró ella.

Caleb frunció el ceño.

—¿Eres... una de los lobos Moonguard? —preguntó.