Ayudarte a Relajar tu Mente

Caminaban juntos en silencio.

Myka se había excusado casi inmediatamente al llegar Axel. Alicia, por primera vez en su vida, se quedó sin palabras.

Por su parte, todo lo que Axel había dicho era que deberían ir a casa.

Mientras avanzaban penosamente por la nieve, Alicia solo podía escuchar el fuerte palpitar de su corazón y el pánico interminable en su mente. ¿Cuánto habría escuchado? ¿Lo había malinterpretado?

Al acercarse a su casa, trató desesperadamente de tragarse los nervios, de alejar sus miedos y pensar en una forma de revertir la situación. De explicar lo que él había escuchado sin empeorar las cosas.

Axel abrió la puerta, entrando antes que ella. Alicia tragó saliva mientras lo seguía. Cerró la puerta, manteniendo su posición por un momento mientras intentaba armarse de valor frente al miedo y el pánico antes de volver a enfrentarse a él.

—Axel, lo que escuchaste