Hades
Entré a nuestro dormitorio compartido, Ellen ya había tomado su posición en el suelo. Se levantó disparada al oír mis pasos, los ojos abiertos y vidriosos.
—Hades —murmuró, levantándose, ligeramente atontada.
Todo otro maldito y terrible pensamiento se evaporó al oír su voz. Mi corazón se apretó al oír la ronquera de ésta, y por un momento eché un vistazo al caballete en la esquina—usado para pintar—solo para detenerme en seco justo cuando la envolvía en mis brazos.
Había pintado hoy. Debería haber sido una buena noticia, viendo que estaba volviendo a su rutina tan pronto, a pesar de todas las señales que indicaban lo contrario.
Hundió su cabeza en mi pecho, su figura más pequeña—probablemente por lo poco que comía. El Flujo intentaba escapar, enrollarse alrededor de ella como lo hacían mis brazos, pero no lo permití. Estos días, era simplemente insoportable.