Eve
—¿A qué te refieres con un contrato? —La voz de Hades era un retumbar bajo que vibraba a través de todos en la habitación—. ¿Qué contrato?
—También beneficiará a tu parte, te lo aseguro.
—Tu garantía vale menos que mierda, Su Majestad —respondió rápidamente Hades.
—Sin ofender —interrumpió Kael desde su asiento.
James me miró de reojo, su ojo temblaba antes de enfrentar a Hades y a mí de nuevo. —Es simplemente una garantía de que la reunión no será interrumpida pase lo que pase. No se te permitirá abrir la puerta hasta que hayan pasado los treinta minutos. Luego, la princesa saldrá, lo prometo, en una sola pieza.
La temperatura del cuerpo de Hades aumentó, elevando el calor en la sala climatizada. Su agarre sobre mí era casi doloroso, pero sabía que era instintivo y que no lo hacía a propósito.