Con sentimiento de culpa

CAPÍTULO 295

~Punto de vista de Zara~

Los primeros dos días con mi madre habían sido increíbles. Habíamos hecho todo lo que había extrañado de mi infancia: largas caminatas por los extensos jardines de la manada, chismorreando sobre té e incluso disfrutando de algunas desenfrenadas compras.

Era como recuperar los años que habíamos perdido, y por primera vez en mucho tiempo, sentí una paz que ni siquiera me había dado cuenta de que estaba buscando.

Pero en la tarde del tercer día, aquel tirón familiar en mi pecho regresó: el llamado del hogar. Snow.

No fue intencional al principio, pero con el tiempo logramos construir eso entre nosotros.

Así que, a medida que el día terminaba, empecé a empacar mis cosas en silencio. Doblé la ropa nueva que Mamá insistió en comprarme, guardé los libros que me había dado para leer, y sonreí débilmente a los pequeños trinkets que habíamos recogido durante nuestras salidas.