—No estaba pensando con claridad.
—Ni siquiera sabía a dónde iba conduciendo al principio —mi mente estaba demasiado nublada, demasiado enredada en todo lo que acababa de suceder.
—Todo lo que sabía era que verla en tal estado me hizo sentir débil, enojado, con ganas de cuidarla y protegerla, todo lo que no quería hacer por Zara.
—Lo mejor que podía hacer en este punto era simplemente llevarla a que la tratasen y estar en paz.
—Glaciar estaba inquieto, paseándose en mi cabeza como un animal enjaulado, sus instintos gritándome que mantuviera a Vera cerca, que la llevara a un lugar seguro.
—A algún lugar nuestro.
—No nuestro", le espeté. "Estoy haciendo lo correcto, nada más."
—¿Lo correcto? ¿Dejar a nuestra pareja sola en un lugar extraño? Nos necesita."
—Ella necesita descanso y seguridad. No a mí. No a nosotros."
—Glaciar gruñó frustrado, pero lo ignoré.