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CAPÍTULO 365
~Punto de vista de Zara~
Después de un momento, me aparté lo suficiente como para mirar a Nieve. Él sujetó mi cara delicadamente, su pulgar trazando mi mejilla mientras nuestros labios se encontraban en un beso lento y prolongado.
Una calidez se extendió por mí, anclándome, recordándome que, a pesar de lo loco que todo se volviera, esto—nosotros—era real.
Cuando finalmente nos separamos, apoyé mi frente contra la suya.
—No viniste a casa anoche —murmuré—. ¿Dónde estabas?
Nieve suspiró, su agarre en mi cintura se tensó ligeramente.
—Vine a casa... pero tuve que salir de nuevo. Necesitaba despejar mi mente. No quería molestarte.
Fruncí el ceño, retrocediendo ligeramente para buscar en su rostro.
—¿Despejar tu mente sobre qué?
Su mandíbula se tensó, pero luego sacudió la cabeza.
—Nada de lo que debas preocuparte.