No me digas que me vaya

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CAPÍTULO 475

~Perspectiva de Tempest

El camino de regreso a la casa de la manada fue silencioso, pero el aire entre Koda y yo zumbaba con algo que no había estado allí antes, o tal vez siempre había estado ahí, solo esperando liberarse.

Cuando llegamos a las pesadas puertas de roble, Koda aminoró el paso, su mano rozando suavemente la parte baja de mi espalda mientras la abría para mí.

—Después de ti —dijo suavemente.

Entré, los aromas familiares del hogar envolviéndome. Se sentía más cálido esta noche de alguna manera, como si las paredes mismas exhalaran con alivio.

Nos movimos juntos por el pasillo hacia mi habitación, nuestros hombros rozándose ocasionalmente, ninguno de los dos hablando, ambos sintiendo la misma atracción no dicha.

Cuando llegamos a mi puerta, me detuve, mis dedos flotando sobre el picaporte.

Koda se movió a mi lado, aclarando su garganta. —Probablemente debería...