Ataque Furtivo IX

Atenea observaba, con los ojos entrecerrados en parte por la sospecha y la curiosidad, mientras Zane y Sandro relataban los eventos de hacía unas horas.

Narraban sus roles en la situación, los roles de los que ella había sido ignorante, las partes de la obra donde habían dejado convenientemente al grupo fuera, como si tuvieran su propia misión.

—¿No estaba viendo nadie más las lagunas en su historia? ¿Por qué nadie, incluido Aiden, estaba haciendo las preguntas correctas? ¿Cómo pudieron abrir esas puertas secretas solo leyendo un texto antiguo? ¡Era más loco que tuvieran las mismas mentiras que contar como Ewan! —se preguntaba Atenea.

Escuchar a Sandro recitar el número de gangsters que les habían atacado desde los arbustos, intentando atacar, dejaba claro que, sin importar lo que hubiera pasado en el pasado —sin importar cuánto se hubiera equivocado Ewan con respecto a ella y los niños— permanecían ferozmente leales a él, más que nunca.