Traicionar a un amigo

Asher Belladona debió haberse deslizado en la habitación mientras habían estado dormidos y, por alguna extraña e irracional razón, molestaba a Román que él hubiera entrado así, sin invitación, en un momento que solo le pertenecía a él y a Violeta. No debería importarle, pero maldita sea, le importaba.

Sin embargo, Román achacaba la irritación persistente a los efectos residuales de su transformación animal. Como cada Alfa Cardenal, sus poderes venían con sus fallas.

Los rasgos del animal en el que se transformaba siempre se filtraban en su lado humano, influyendo en sus instintos y temperamento. Había pasado horas como un gato, y los gatos son territoriales por naturaleza, lo que explicaba por qué la presencia no invitada de Asher en la habitación de Violeta estaba irritándole los nervios.