Guarida de Lobos

En el momento en que se dio la señal, estalló el caos.

Los estudiantes se dispersaron como un rebaño de ciervos asustados, sus cuerpos moviéndose hacia adelante con un objetivo único de escapar y ganar. Los ojos ardían de desesperación, los pies golpeaban contra la tierra húmeda, y en segundos, la vasta extensión se convirtió en un campo de batalla de novatos empujando, empujándose, arañando para obtener una ventaja.

El agarre de Violeta sobre Lila se apretó, sus dedos se clavaban en la muñeca de la chica. Al lado de ellas, Margarita se aferraba a Ivy, todas moviéndose al unísono mientras atravesaban frenéticamente.

Estudiantes desesperados intentaban meterse entre ellas o, más bien, separar estratégicamente a su competencia. Pero las cuatro chicas mantuvieron su posición, avanzando como una corriente que se niega a ser rota.