Con Lila habiendo estabilizado los tablones del suelo y hecho la casa menos propensa a asesinar a cualquiera de ellos, decidieron que era un buen momento para explorar su nueva residencia.
Lila lideró el camino con Ivy siguiéndola de cerca. Las paredes todavía se descascaraban en algunos lugares, su color original casi olvidado, y parches de moho oscuro se aferraban obstinadamente a los rincones.
Cada vez que Lila pasaba su mano sobre un lugar infestado de moho, el hongo se retraía en sí mismo y desaparecía, pero dejaba la pintura descascarada tal como estaba. El acto era intencionado de su parte, para evitar que la gente sospechara de transformaciones dramáticas en la choza.