Habla Con Violeta

Griffin echó un vistazo a la ventana, alivio marcado en su rostro. —Gracias a Dios que la tormenta finalmente ha disminuido —dijo con conocimiento de causa, lanzando una mirada hacia Alaric Tormenta, que estaba despatarrado en el sofá, con los ojos pegados a la televisión.

Si Alaric lo oyó, no lo demostró. Su atención estaba completamente centrada en la película que estaba en pantalla, la cual lanzaba un tenue resplandor sobre su rostro.

Griffin suspiró, rodando los ojos antes de avanzar y colocar una bandeja en la mesa frente a él. —Te hice tus bocadillos favoritos.

La transformación fue instantánea.

La mirada de Alaric se dirigió rápidamente a la bandeja, sus ojos azules se iluminaron como los de un niño la mañana de Navidad. Y todo gracias a los Bocados de Brownie de Caramelo Salado.