Manos Fuera de Mi Madre

—¿Eh?

Titán parpadeó, su mente luchando por entender lo que él quiso decir con eso, aunque una creciente sensación de temor ya había comenzado a instalarse en su estómago. Había algo frío y aterrador en el chico frente a él a pesar de lo joven que parecía.

—¿Tengo que explicártelo? —suspiró Asher, como si estuviera exhausto de tratar con un idiota—. Bien, entonces déjame mostrártelo.

Luego señaló la entrepierna de Titán y realizó un lento movimiento de corte en el aire.

—Se va —dijo Asher con indiferencia, como si estuviera hablando de podar malas hierbas en un jardín.

Lo comprendió Titán, en el mismo instante, el aire en la habitación cambió. El niño hablaba completamente en serio. El rostro de Titán perdió color, sus pupilas se dilataron de puro terror sin filtro. Comenzó a sacudir la cabeza.

—No. No, no, no —rogó, sintiéndose el pánico—. Esto no puede ser. El chico tenía que estar bromeando. Esto era una broma. Un truco. Alguien mejor le diga que esto era un chiste.