Alaric Storm, extrañamente, había dormido bien toda la noche anterior, sintiéndose extrañamente renovado. Con su agudo olfato, captó el aroma de Violeta saturando la habitación. Era relajante, como terciopelo cálido envolviéndolo, y no era de extrañar que se estirara como un gato satisfecho, girándose hacia el otro lado de la cama, listo para volver a sumergirse en el dulce sueño.
De repente, se oyó un gemido desde arriba. Pero Alaric no le dio mucha importancia. O más bien, lo ignoró, asumiendo que no era nada.
Y fue entonces cuando ocurrió el golpe.
Un gran trozo de yeso, completo con vigas desmoronadas y una sospechosamente pesada tabla de madera, se desprendió de las vigas y se lanzó directamente hacia su regia cara.
¡WHUMP!