El Indomable

Violeta no tenía idea de qué esperar cuando regresó a la choza. Se detuvo en la entrada, preparándose y ensayando mentalmente las muchas formas en que respondería a ese Guardián Feérico testarudo tan pronto como entrara.

No iba a ceder esta vez. No. Se había cansado de aceptar migajas.

Si Lila quería que su relación volviera a ser como antes, entonces necesitaba ser honesta y contar toda la verdad. De lo contrario, seguirían fingiendo. Podrían coexistir como amigas. Claro. Tal vez. Pero no tan cercanas, no como antes.

Lila aún podría hacer su papel de guardiana protectora, pero Violeta ya no le confiaría sus secretos. No hasta que ella volviera a ganarse esa confianza.

Aún así, con lo unida que estaba su grupo, era prácticamente imposible que Ivy y Margarita supieran algo sin que eventualmente llegara a Lila. Violeta soltó un gruñido audible. Uf. Bien. Simplemente entraría, mantendría la calma y seguiría la corriente. Lo que sea que pase, pasará.