Una mirada a Román

—¡Aah! El grito de Asher atravesó la casa, y Violeta se estremeció como si hubiera sido su propio dolor. Ella no podía soportarlo más.

Desde el momento en que Adele llegó, Griffin había instruido a Román para que la sacara de la habitación, y el idiota había hecho exactamente eso sin siquiera pestañear. ¿Acaso pensaban que no podía soportar ver a Asher sufriendo? De Asher estaban hablando. Su precioso Asher.

—Voy a entrar —dijo, avanzando, sólo para que Román bloqueara su camino.

—Lo siento, Violeta. Pero no puedes —le dijo Román suavemente, extendiendo los brazos—. Confía en mí, estarás mejor aquí afuera que adentro.

—¡Asher me necesita! Debería estar allí tomándole la mano o haciendo algo —discutió Violeta, su voz elevándose con frustración.

—En el estado en el que está, si intentaras tomarle la mano, probablemente la aplastaría —dijo Román—. Griffin es más fuerte y puede sostenerlo si es necesario. Lo tienen bajo control.