Pagarían

Elias Turner, no, Patrick Vale, estaba sentado inmóvil en el borde de la cama, con los dedos aferrando una fotografía. Era lo único a lo que parecía poder aferrarse ya. La chica en la foto no era otra que su novia, Cynthia. Bueno, ahora, su difunta novia. Si hubiera sabido que esa noche, hace solo unos días, sería la última vez que la vería, nunca la habría dejado ir. Había hombres mucho más capacitados que podrían haber liderado la operación, pero la dejó a cargo porque confiaba en ella. Y ahora, su error le ha costado para siempre. Un rugido gutural se arrancó de su garganta mientras lanzaba el marco de la foto al otro lado de la habitación. Golpeó la pared con un crujido violento, el vidrio haciéndose pedazos. Pero entonces, el mismo sonido pareció romper algo en él.

—No, no, no…