—Nianqiu, ¿qué te pasa? —Efectivamente, la voz desconcertada de Liu Qingxue llegó desde la habitación contigua poco después.
—Nada... nada en particular. —El delicado cuerpo de Wang Nianqiu se tensó, temblando ligeramente a causa de un nerviosismo extremo, y una serie de contracciones intensas me hicieron sentir extremadamente cómodo también.
Sin embargo, no me atreví a moverme, después de todo, Liu Qingxue estaba justo al lado. Si ella descubría que en este mismo momento estaba haciendo tales cosas con su sobrina en el baño, literalmente me despellejaría viva.
—Oh, entonces apúrate. —Liu Qingxue no parecía notar nada inusual.
—Oh, ya sé, casi termino. —Wang Nianqiu respondió, soltando un largo suspiro. Entonces el sonido de la lavadora vino de al lado, y Liu Qingxue no continuó preguntando más.
Nos abrazamos fuertemente sin movernos.