Capítulo 499

Mientras hablaba, todo su cuerpo temblaba violentamente, increíblemente ansiosa. Sus piernas apretaron mi mano con fuerza, impidiendo que me moviera. Cuando levantó la vista, ya había enojo en sus ojos.

—Deja de jugar, ¿quieres? Deja de moverte.

Me presionó firmemente, susurrando:

—Maestro Xu, realmente te lo suplico, no te muevas, o realmente me enojaré. Estás yendo demasiado lejos, ¿cómo puedes hacer esto?

—¿Qué estás esperando? Date prisa y saca tu mano.