Pero poco después, se sonrojó.
Pensándolo bien, admitir el secreto más íntimo de uno frente a un hombre extraño, cualquier mujer sentiría vergüenza.
—Está bien, está bien, eres impresionante. Parece que no eres tan inútil como pareces, pero eso no es suficiente, debes aclarar qué exactamente está mal conmigo.
—Y… ¿qué tiene mi cuerpo que ver con los hombres?
—Déjame decirte esto, la condición de tu cuerpo es en realidad porque consumiste un afrodisíaco y no lo liberaste, la droga se acumuló en tu cuerpo, causando desequilibrios hormonales graves.
—Por eso te pregunté eso.
—O, ¿puedes recordar si hubo alguien que albergó pensamientos inapropiados hacia ti? —dije con una cara seria.
—¿Qué? ¿Afrodisíaco? —al escucharme decir esto, su rostro cambió al instante, como si recordara algo.
—Entonces… ¿cómo debería tratarse? —preguntó con cautela.