Su boca imploraba incesantemente, pero no hacía ningún intento de luchar.
En ese momento, el gigante dragón ya había despertado, presionando fuerte contra su punto tierno, frotándolo continuamente.
—Mmm...
Un gemido escapó de sus labios, y pronto, el cuerpo de la Tía Liu comenzó a suavizarse, su forma entera colapsando, emitiendo continuamente esos jadeos que derriten el alma, su cuerpo gradualmente volviéndose ardiente.
—Xiao Xu, no, no...
—Escúchame, realmente no deberíamos, mmm...
Continuó suplicando con sinceridad, pero su voz se volvía cada vez más suave, y su cuerpo más suelto.
Cómodo.
Era tan increíblemente cómodo.
Abrazando este cuerpo voluptuoso en mis brazos, me sentía increíblemente cómodo.
Si yo fuera una hoguera, entonces la Tía Liu sería la leña que encendía mis llamas.
El deseo de todo mi ser se encendió, acariciando frenéticamente su cuerpo, perdiendo totalmente toda racionalidad.
—Tía, dámelo, yo... realmente lo quiero, solo una vez, ¿está bien?