Hao Meiyun extendió sus pies de jade esbeltos, frotando suavemente contra mi entrepierna, causando que mi firmeza creciera más y más. Esta mujer realmente me deja sin palabras. Mirando su expresión juguetona, no pude evitar sentirme un poco irritado. Hao Meiyun es realmente demasiado arrogante, como una reina que se alza por encima, y también muy astuta. Entre todas las mujeres que he encontrado, este tipo es la primera, y también despierta en mí un fuerte sentido de conquista. Siguió provocando, haciendo que mi deseo resurgiera lentamente.
—Ah... Xu Tian, para... —Cuando mis dedos empezaron a tocar ligeramente la entrada de ese Jardín de Melocotón, ella no pudo evitar reprenderme.