No mires...
Zhang Huan parecía haber notado mi mirada inusual, e instintivamente extendió su mano para cubrir, bloqueando esa hermosa vista.
En ese momento, ella estaba acostada desnuda en el sofá, su cuerpo seductor emitiendo un resplandor blanco. Como su deseo ya había salido a la superficie, un toque de rubor se mezclaba en el blanco nieve, semejando una hermosa pared de jade.
Especialmente esa cara encantadora, combinada con sus ojos soñadores, era extremadamente seductora.
Debido a que estaba nerviosa, su cuerpo temblaba ligeramente, sus dos turgentes montículos en el pecho constantemente se sacudían, con dos cerezas tentadoras, un festín para la vista.
Trago...
Tragué con dificultad.
La Zhang Huan del momento era completamente diferente de lo habitual, verla me hacía sentir una sensación ardiente por todo el cuerpo, una picazón en el corazón, y en ese momento, había de hecho un impulso de poseer completamente a esta mujer.