Los dos susurraban en la habitación cuando un ruido estridente llegó desde afuera.
—Viejo Su, ¿me estás tomando el pelo? Si no consigues el dinero hoy, te pelaré vivo.
—Te digo, mi yerno tiene un montón de dinero. Tu pequeña cantidad ni siquiera me llama la atención. ¿Cuál es la prisa? Dame tres días y te pagaré.
—¿Crees que soy un tonto? Solías presumir de que tu yerno era una especie de jefe del bajo mundo. Bueno, haz que traiga a su pandilla y me aplaste, si te atreves. Estoy harto de escuchar tus tonterías.
—Ja, Viejo Su, si tu yerno es tan duro, ¿por qué no paga tu deuda?
—Humph, mejor no me presiones. No estoy bromeando. Enfada a mi yerno y te sacará los dientes.