De todas formas tenemos dinero

Había estado en la Ciudad Provincial por más de tres semanas. Ya era hora de regresar.

Por eso Tang Hao pasó a recoger a Han Yutong para volver a Westridge.

Planeaba quedarse en Westridge por un tiempo. Para cuando regresara a la Ciudad Provincial la próxima vez, serían los exámenes finales.

El coche avanzaba con firmeza por la amplia carretera.

En el coche, Han Yutong estaba sentada en el asiento del acompañante. De vez en cuando se volvía para mirarlo, queriendo decir algo pero se detenía cuando las palabras estaban en la punta de su lengua.

—¿Qué pasa? —Tang Hao estaba un poco sorprendido.

Han Yutong sonrió. —No es nada. Es solo que… hace dos días, ese hombre me llamó y me pidió que te rogara misericordia.

Tang Hao estaba sorprendido.

El hombre del que hablaba Han Yutong debía de ser Han Chenglin, su padre.