El Sol sale

La batalla rugía afuera.

Mientras tanto, en una habitación lujosamente decorada, en lo profundo de la base, Wang Changsheng estaba sentado frente a una computadora. Sus ojos fijos e inmóviles miraban la pantalla.

—¡Esta cosa del Internet es realmente buena! Puedes encontrar tantas cosas útiles e interesantes adentro.

—¡Esto es increíble! —exclamó ocasionalmente.

Estaba completamente adicto al Internet. Ocasionalmente daba una calada al cigarrillo entre sus dedos y exhalaba una nube de humo blanco. Esa ligera sensación de melancolía lo hacía sentir extremadamente relajado.

De repente, alguien golpeó frenéticamente su puerta.

—¡Malas noticias, Ancestro! ¡Esto es realmente malo! ¡Los maestros taoístas de la Montaña Mao nos están atacando! —La puerta fue empujada. Un hombre irrumpió y gritó.

Wang Changsheng estaba atónito.