—Más te vale tener una buena explicación para esto. —Liu Yufen estaba furiosa.
—Te he pagado buen dinero, Hermano Chen, ¡pero mira lo que has hecho! El Internet está atacando a mi Grupo Yu Lin ahora, y nuestra reputación está arruinada.
Hermano Chen rió disculpándose:
—¡Lo siento! ¡Fue un error!
—¿Un error? ¿Crees que una disculpa es suficiente? —dijo Liu Yufen enojada—. Si esto sigue así, mi Grupo Yu Lin estará acabado.
—Bueno…
Hermano Chen se sentía más culpable que nunca. Su error podría haberle costado su reputación también.
—Hermana Liu, pues… ya no creo que pueda hacer nada sobre la situación. Haotian tiene mucho dinero, y han comprado muchos más comentaristas. Eso sin contar su club de fans. Nos aplastarán fácilmente.
—Además, esos bastardos admitieron ante los medios que todo es inventado. No hay… nada más que pueda hacer.
—¿Entonces qué debería hacer yo? —chilló Liu Yufen.
Hermano Chen no tuvo respuesta. Solo pudo escuchar la respiración agitada de Liu Yufen.