Jiang Wanying daba vueltas en la cama, incapaz de dormir.
Estaba física y mentalmente agotada, pero no sentía sueño en absoluto.
Cada vez que cerraba los ojos, recordaba la aterradora escapada que había experimentado hace unos días. Eso hacía que abriera los ojos con miedo.
Miró el reloj despertador junto a su cama.
Eran las cinco de la mañana.
El cielo comenzaba a iluminarse.
Se giró a su lado una vez más. Una figura apareció en su mente. Era un hombre joven y apuesto con un par de ojos profundos y animados.
Se veía tan guapo cada vez que sonreía.
Su corazón comenzó a latir más rápido mientras su mente divagaba.
Podía sentir que su cuerpo se calentaba, como si tuviera fiebre.
Su mente comenzó a vagar por todo tipo de escenarios.
Se sentó de repente, presionó sus mejillas ardientes y murmuró:
«No me digas… ¿Me he enamorado de él?»
Dudó.
«No, ¡soy su maestra! ¡No puedo enamorarme de mi estudiante!