—¡Esto es una mierda! —gritó Fang Qiming.
Fang Qiming se levantó y casi volcó la mesa. Había pedido prestado tanto dinero, pero no podía gastar más que ese Qing Feng. Estaba furioso al ver la ola de LOLOLOLs en la pantalla. En su enojo, cerró la aplicación, sacó un cigarrillo y se preparó para encenderlo.
En ese momento, alguien le envió un mensaje, y su teléfono vibró. Lo abrió y vio una foto de un grupo de personas reunidas. Era una escena animada. En el centro del grupo estaba ese detestable Tang Hao.
Fang Qiming lo miró, y su mano tembló. Luego, el cigarrillo se le cayó de los dedos. Su rostro se puso pálido. Un pensamiento ominoso surgió en su mente.
«¡Maldita sea! ¿Así que Qing Feng realmente es Tang Hao?».
Los músculos de su rostro se contrajeron, y sintió que iba a escupir sangre. ¡No le importaba perder contra nadie más, excepto contra ese tipo!
—¡Imposible! ¡Esto es imposible! —murmuró, aún intentando aferrarse a un hilo de esperanza.