La noche se fue oscureciendo gradualmente.
Varios aviones de transporte volaron por el cielo nocturno.
Los maestros taoístas estaban sentados en los aviones. Sus expresiones eran solemnes y graves.
—Hace cuatro días, esos bastardos atacaron la Montaña Mao, y algunos de nuestros hermanos murieron en una batalla horrorosa. Todos los hermanos de la Montaña Mao son huérfanos, y cada uno es un hermano de sangre.
—Ellos... mataron a nuestros hermanos de sangre. ¡No podemos perdonarlos!
—Ellos... han matado a muchas personas inocentes. Es nuestro deber destruirlos.
—Hoy es el día en que lanzamos nuestro contraataque. ¡Maten a todos y venguen a nuestros hermanos caídos!
Frente a ellos, un maestro taoísta de cabello blanco estaba dando un discurso inspirador antes de la batalla.
—¡Maten a todos!
Los maestros taoístas comenzaron a gritar. Sus ojos ardían con espíritu combativo.