—¡Él es solo un novato!
Todos se reían para sus adentros. Observaron más de cerca y notaron que el aura de qi en el cuerpo del chico era tan débil que era casi insignificante. Eso confirmó aún más sus suposiciones iniciales. Luego, sus miradas cayeron sobre la cuenta de jade sangre. Sus ojos brillaban con avaricia.
—¡Es un tesoro!
—¡Maldita sea! ¿Por qué no puedo tener tanta suerte?
Se susurraron entre ellos y discutieron en voces bajas.
—Déjame decirte, chico. Mi Familia Yuan es muy famosa. Nuestros antepasados han estado cultivando desde hace más de cien años. ¡Todo el mundo en el mundo de cultivación de Huaxia conoce a mi Familia Yuan!
Aquel joven levantó la barbilla y parecía arrogante.
—Si sabes lo que te conviene, apresúrate y véndeme ese tesoro. ¡Será un desperdicio en tus manos!
Tang Hao hizo una mueca, luego sonrió. —¿Y si... no planeo venderlo?