Los problemas surgen de la boca

—Pfft! Pequeñita, te han engañado. —Gerald estalló en risas.

—Conozco su situación financiera.

—¡Él es el yerno perdedor de la familia Murphy!

—¡Trabaja como un sirviente en casa!

—¡Su esposa no le permite tocarla!

—¡Su salario mensual es de apenas tres mil!

—¡Compra ropa barata lista para usar!

—¿De verdad crees que alguien como él puede pagar un Ferrari de 9.6 millones?

—Clarence, debes elegir tu campo de batalla con inteligencia, incluso si quieres fingir. ¿Sabes qué lugar es este? Es la concesionaria de autos de lujo más grande de Ciudad Mediterránea. ¿No tienes miedo de que te echen? —dijo Gerald bromeando mientras miraba a Clarence.

—¿Un yerno matrilocal no puede comprar un Ferrari? —dijo Clarence ligeramente.

—Algunos yernos matrilocales podrían hacerlo, pero tú no. —dijo Gerald juguetonamente.

—¿Qué pasa si puedo? —preguntó Clarence.

—¡Está bien! Paga primero. Después te daremos el contrato. —Cynthia se burló y miró a Clarence.