Todos Significaban Clarence

—Joven Maestro, ya casi es hora de que regreses a casa.

—Ya hemos roto las reglas al encontrarnos hoy —recordó Emmett con una sonrisa.

—Clarence asintió—. Gracias por decírmelo.

—Saludó con la mano y se alejó sin dudar.

—Emmett gritó a Clarence desde atrás—. Joven Maestro, realmente espero que nuestro próximo encuentro sea en Isla Paraíso.

—Clarence no miró atrás ni dijo una palabra. Simplemente salió del parque envuelto en la oscuridad de la noche.

—Tan pronto como Clarence se fue, Winnie hizo un mohín—. Pensé que él era alguien, pero resultó ser un perdedor.

—Le estamos entregando el consorcio más importante del mundo, ¿y su primera reacción fue acobardarse? ¡Qué perdedor!.

—Winnie, cállate. Solo eres la hija adoptiva del Maestro. No serías nada si no fuera por el Maestro.

—Se suponía que serías la esposa del Joven Maestro, pero ahora... —Emmett frunció el ceño.

—Winnie parecía molesta—. ¿Él?

—Parece justo un perdedor. ¿Merece ser mi esposo?